19 consejos para viajar a dedo por Japón

Desde el 27 de Agosto hasta el 24 de Octubre estuvimos viajando a dedo por el centro de Japón. Recorrimos 19 prefecturas: Tokio, Saitama, Gunma, Tochigi, Nigata, Nagano, Yamanashi, Kanagawa, Shisuoka, Aichi, Gifu, Toyama, Ishikawa, Fukui, Shiga, Kyoto, Mie, Nara y Osaka.


 Viajar a dedo por Japón es una gran alternativa si tu presupuesto mochilero se largó a llorar con los precios de los trenes. Además nos ayudó a conocer gente y entender un poco más de su cultura y su forma de vivir. Por todo esto lo recomendamos muchísimo, fue una de las mejores experiencias del viaje.

  Escribimos estos consejos, uno por cada prefectura visitada, porque son algunas cosas que nos hubiese gustado saber antes de salir.

1.  Antes de salir a la ruta y mostrar su hermoso pulgar infórmense bien. Nosotros usamos este posteo de Marcando el polo que tiene un glosario hermoso y necesario. Y también vimos Stories destacadas de Instagram de las cuentas @holamondook y @pintandokm para darnos una idea de cómo era.

2.       Nos metimos en esta web de Hitchwiki (está en inglés) que también tiene un apartado con consejos por ciudades. Es una especie de Wikipedia para el autostopista .


3.       Bien ya te leíste todo, genial! Ahora viene la parte de armar tu cartelería. Nosotros usamos todo el tiempo 2 carteles. Uno con la frase “Argentinos viajando por Japón” y otro que decía “Dirección + el punto cardinal que nos interesaba”. Acá les dejamos como se escribe en japonés.

-          Dirección Sur: 南方向

-          Dirección Norte: 北方向

-          Dirección Este: 東方向

-          Dirección Oeste: 西方向

4. No recomendamos poner el cartel con el nombre con el destino final. ¿Por qué no un cartel con la ciudad si suena lo más lógico y sencillo? Porque los japoneses son muy responsables y estrictos hasta con ellos mismos. Entonces si vos ponés Tokio y ellos van a una ciudad que queda veinte kilómetros antes, no te van a llevar porque consideran que no están haciendo el “trabajo completo”.


5. Los bolsos: nosotros viajamos bastante livianos, una mochila de 10 kilos cada uno y una mochila de mano con 7 kilos. Más allá de lo que lleves el consejo es “que luzca compacto”. Muchas veces nos pasó que nos decían que no nos llevaban porque teníamos mucho equipaje. Evita las bolsitas separadas, las camperas fuera de la mochila y todo lo que se vea como bulto. Ah además cuanto más organizado tengas los bártulos más rápido vas a correr al auto antes de que se arrepientan ja.

6. Un buen mapa de papel. Después de mucho dedo entendimos que lo mejor de todo era tener el mapa de la ruta no en inglés sino en japonés. Nosotros nos tomábamos el trabajo de marcar las Parking área y Service área que nos servían y con un corazón el destino final. Después traducíamos los nombres y entonces era mucho más fácil para las personas que querían llevarnos ver nuestra ruta en su idioma. Los mapas físicos los conseguimos en las mismas Service área o sino en los centros de información turística decíamos que íbamos a viajar en auto y queríamos un mapa de las rutas.



7.       Bajate off line (sin conexión) los mapas que vas a necesitar tanto en Google Maps como en Maps Me.

8.       El primer auto: el difícil. Estás en una ciudad, tenés tus cartelitos en japonés, tu mapa de papel marcado, tus bolsos compactados y tu Google translator instalado. Y ahora? Bueno lo mejor que podés hacer es buscar los “Interchange” donde están las subidas a la autopista que necesitás. En Tokio por ejemplo nos tuvimos que tomar un tren de media hora hasta salir del “centro–centro” para llegar cerca de la subida de la autopista. Una vez que estés cerca buscá LAWSON, FAMILY MART o 7 Eleven que tengan parking.  Estos negocios se llamaban convini en japonés y son como mini supermercados. Tu primer viaje, el que te meta en la autopista va a ser el más difícil. No te desanimes si esperás una hora, seguí intentando. Nuestro tiempo máximo de espera fue una hora y media.



9. Ya te levantó tu primer auto y esto es clave: Una vez que ingresen a la autopista cerciorate que te dejen en una Parking área o Service área, NUNCA en la banquina o en la garita del peaje. Estas Parking o Service Area son espacios de descanso con baños, venta de comidas y a veces estaciones de servicio. Los japoneses generalmente frenan cada 80 kilómetros a comprar bebidas y para ir al baño. Esto nos llamó muchísimo la atención, en Argentina no se frena salvo para cargar nafta o si es muy necesario sino el viaje se hace eterno. En cambio, los japoneses adoran frenar, incluso el GPS del auto les marca cuanto les falta para la próxima área de descanso. En uno de los viajes que hicimos con una pareja de 350 kilómetros paramos 4 veces. Ellos tenían estudiados las mejores Service areas, donde había buena comida o buenas vistas. Incluso en la última que paramos había una muestra de grabados de Katsushika Hokusai, un pintor japonés muy reconocido por sus obras con el Monte Fuji siempre presente. La más famosa es La Gran Ola de Kanagawa. Japón no paró de sorprendernos, hasta en el lugar menos pensado.


10.Otra opción para el primer viaje es buscar donde queda la Service Area o Parking Area más cercana y ver si tiene acceso a pie. Dos veces nos tomamos un bus de línea para salir del centro de la ciudad que nos dejó cerca de la autopista y directamente caminamos hasta la Parking Area. Esto es un golazo porque desde ahí solo resta gente que avance en tu dirección que es mucho más sencillo.

11. Ojo con las direcciones, chequea siempre que tu Service o Parking Area sean en la dirección a donde querés ir. Nos pasó que una vez nos dejaron en la de enfrente y no se puede cruzar la autopista hasta el otro lado. Por suerte un alma piadosa entendió lo que nos pasaba y nos cruzó con su auto (pagando dos veces el peaje para salir y entrar de la autopista).

12.Algo que nos sorprendió muchísimo es que en el país del sol naciente casi nadie habla inglés. Nuestra amiga Kimie nos contaba que muchos jóvenes lo entienden pero tienen miedo al fracaso.  Kimie decía que ante la vergüenza de hablar mal o equivocarse directamente muchos japoneses eligen no intentarlo. Como sea, hablar inglés en este caso no te va a servir de mucho. Por eso este consejo tiene que ver con hablar / entender/ simular un poco de japonés.


13. Le pedimos a una amiga que nos haga un papelito en japonés que decía quiénes éramos, qué hacíamos y muchas gracias por llevarnos. Lo usamos solo el primer día de dedo porque estábamos muy perdidos con el idioma. Después esa “carta de presentación” la decíamos en nuestro defectuoso pero afectuoso intento de japonés.

14. También viajábamos con un cuadernito con frases que repetíamos mucho, hasta que las incorporamos y ya nunca más vimos el cuadernito. Nos descargamos la función del Google traductor inglés – japonés off line. Siempre es mejor traducir desde el inglés al japonés que desde el español. Descargarlo off line significa que no vas a usar datos para poder comunicarte lo que en Japón se agradece porque los planes de datos son carísimos.

15. Los temas más charlados ( para nosotros) son comidas japonesas, lugares de Japón, música y datos de argentina que son diferentes en Japón. No lo hicimos pero si son suuuper organizados pueden hacer una lista en japonés de estas cosas para estar más seguros a la hora de conversar.

16. Los camioneros tienen prohibido levantar pasajeros extras. Lo intentamos muchas veces pero creemos que es gastar pólvora en chimango.  Como ya dijimos, los japoneses suelen ser amantes de las reglas y romperlas no está en sus planes. Intentalo si querés pero acordate los camiones no te van a llevar.


17. Este consejo es híper importante, nos hubiese encantado tenerlo desde el día uno: sean respetuosos pero atrevidos. Muchos japoneses los van a mirar con una sonrisa y hacer una pequeña reverencia pero no se les van a acercar. Muévanse dentro de la Service o Parking área a buscar su viaje. Recorran mostrando sus carteles cerca de los baños que es donde suele estar la mayor parte de la gente. Acérquense y pregúntenle a la gente a dónde van y muéstrenle el mapa. Si a dónde se dirigen les sirve pregunten de manera políticamente correcta si están dispuestos a llevarlos y ahí desparramen su encanto, sonrisitas y manos suplicantes.

18. Sepan o intenten interpretar las respuestas negativas que generalmente son: no tengo espacio, estoy en mi horario de trabajo, mi auto es solamente para dos personas o no tengo tiempo. Muchos van a mirar el mapa y a tratar de ayudarlos porque no entienden que están haciendo dedo. Nos pasó varias veces con gente que nosotros creíamos que nos iban a llevar, nos ilusionábamos y después entendíamos que ellos creían que nosotros estábamos perdidos y queríamos ayuda.

19. En rutas chicas y avenidas alejadas se puede hacer el típico dedo de pararse al costado de la ruta. Hemos tenido que esperar más tiempo porque la “barrera” que hay que romper es un poco más grande pero siempre al final nos levantaron.





Ojalá les sirvan estos consejos! si tienen más compartanlos y buenas rutas :)
María y Augusto.

Cómo viajar desde Singapur a la isla de Tioman en Malasia

Cuando quiero viajar a un lugar nuevo y desconocido lo primero que hago es mirar el mapa. Y en este caso la distancia entre Singapur y Mersing (la ciudad donde está el ferry para cruzar a Tioman) era de apenas 150 kilómetros. Qué ilusa fui en pensar que era algo sencillo. No desesperéis, no es fácil pero tampoco imposible. 

Playa de Juara, Tioman

El mejor aliado para viajar por esta zona es www.busonlineticket.com, están todos los horarios y también se pueden comprar desde la web.

Desde Singapur sale a las 6 am un bus “ideal” que te deja directamente en Mersing, donde tomas el Ferry a Tioman. Este bus cuesta 36 dólares de Singapur (unos 26 dólares estadounidenses).
El problema con este bus es que suele reservarse muy rápido, es caro y también tarda bastante en llegar a Mersing. Por lo tanto no llegas a subirte ni al primero ni al segundo ferry. Y escuché también que algunos no llegaron ni siquiera al tercero y tuvieron que dormir en Mersing que no es muy pintoresco que digamos.


Desde Mersing hay tres ferrys por día que cruzan hasta la isla. Pero los horarios pueden variar dependiendo de las mareas. Generalmente el primero es a las 7:30 am, el otro a las 13:00 y el tercero 17:30. Lo que tardan en llegar también depende del mar pero se calcula entre 2 a 4 horas.

Yo no tuve suerte de comprar el ticket “ideal” y entonces hice unas combinaciones un poco más complicadas y obviamente más barata. En vez de 26 dólares USD gasté 6,50 USD.

"Do what locals do"

Desde la terminal “Singapore-Johore Express Terminal” tomé el bus de las 6 am hasta Johor Baru, la primera ciudad grande de Malasia. Costó 3,5 dólares de Singapur (2,5$ USD).

Tiburón en Mersing
Acá viene la parte complicada, para ir de Singapur a Malasia hay que cruzar dos fronteras. Las personas que viven allí tienen pasaporte electrónico que chequean con una máquina. Los que no somos locales tenemos que hacer una cola aparte. El problema de este lugar es que se forman largas filas y uno queda “atrapado” en la frontera por 3 o 4 horas. Una manera de intentar evitarlo es ir lo más temprano posible y la otra es correr. Hay que intentar que la marea de gente quede un poco atrás y dirigirse directamente a los escritorios con personas y no a las máquinas.

Después de media hora conseguí el bendito sello de salida de Singapur y cuando fui a buscar mi bus, ya no estaba. Entré en desesperación pero todo el mundo corría y se subía a otros buses así que adopté la norma “hacé lo que hacen los locales”.  Chequeé que el bus dijera LARKIN SENTRAL, que es el nombre de la terminal de Johor Baru y me subí. No me pidieron boleto, todo el mundo estaba amontonado y apurado por ir a la siguiente oficina.

Unos diez minutos después llegamos a la frontera de Malasia y nos bajamos del bus. Vi varias personas que este trayecto lo hicieron caminando pero no lo recomiendo porque era bastante peligroso, una ruta, sin vereda y sin señalización.

En migraciones de Malasia ocurre lo mismo que en Singapur, hay que correr. Me dijo una señora que corren para evitar no solamente la fila sino el tráfico que empieza a las 8 am en la autopista. La historieta fue la misma y cuando fui a buscar mi bus (alguno de los dos) tampoco estaba, así que me subí a un tercero que también tenía la indicación de ir hasta LARKIN SENTRAL.

Desde Johor Baru a Tioman

Llegué a Johor Baru, Larkin Sentral, 20 minutos antes de que salga mi bus hacia Mersing. Esto es clave, hay que imprimir si o si el pasaje de bus. Yo lo había sacado por internet pero si no lo imprimís no viajas. Hay una oficina donde te hacen un “ckeck in” de tu boleto impreso y te dan uno nuevo con un código para acceder a la plataforma. El pasaje desde Johor Baru hasta Mersing cuesta 12 MYR (3$ USD).

Cascada cerca de Juara

El trayecto desde Johor Baru a Mersing tarda 2 horas y media. El bus te deja en la terminal de bus de Mersing donde se puede comprar el ticket para el Ferry.
Hay dos compañías para llegar a Tioman una que cuesta 70 MYR ida y vuelta (17 $ USD) y la otra 100 MYR ida y vuelta (24,50$ USD). No hay diferencia entre los barcos. El pasaje de vuelta se puede comprar abierto y sirve para cualquier día.

Antes de subir al ferry hay que pagar también una tasa de ingreso a la isla porque Tioman es un Parque Marino Protegido. La tasa cuesta 30 MYR o 15 si tienes tarjeta de estudiante (7$ USD o 3,50).

Una vez arriba del ferry hay que decidir en qué parte de la isla te vas a bajar. Yo conocí los dos lados de la isla. El mejor sin dudas es KG Juara, es más alejado y sin tantas opciones para comer o dormir pero las playas son hermosas y sin piedras. Además desde Juara se puede acceder a dos cascadas caminando por la selva. Una habitación con baño privado y desayuno para dos cuesta alrededor de 55 MYR (13 $ USD)

La ciudad principal Tekek no es tan bonita y está bastante sucia. Allí se puede encontrar el único cajero automático de la isla.  Desde este lado de la isla la mejor parte es ABC (Air Batang), queda a unos 30 minutos caminando de Tekek. 

Es un pueblo con una sola callecita y algunos restaurantes. Ideal para practicar buceo o  para relajar en las playas (aunque tengan piedras y es difícil meterse al mar). Desde ABC  se llega caminando a la playa del hotel Salang Sayang Resort donde se puede hacer muy buen snorkel. Una habitación para dos sin desayuno cuesta unos 40 MYR (10$ USD). Desde ABC se ven los mejores atardeceres de la isla.

Juara 

No hace falta reservar alojamiento desde internet, con solo ir y pelear un poco el precio se encuentra lugar facilmente. Lo único indispensable para visitar Tioman es repelente contra las Sand Fly. Unas mosquitas blancas que hay en la arena que te van a hacer la vida imposible por varios días.

*Este es el posteo que me hubiese gustado leer cuando tuve que hacer este recorrido. 
**Todos los precios y la información son de Julio 2018.


Cataratas del Iguazú para mochileros: dos rutas alternativas


En febrero del 2018 nos fuimos una semana a recorrer una de las maravillas naturales de Sudamérica: las Cataratas del Iguazú. 
El primer día que fuimos a las cataratas del lado argentino nos pasó algo que les debe pasar a muchos: nos dieron unas ganas tremendas de meternos al agua. Es que el calor, la humedad y tanta cantidad de agua cayendo junta son una combinación letal. En varios carteles explican que está prohibido así que hicimos el circuito tradicional. 
Un buen consejo es dejar la garganta del diablo para el final porque todos los grupos de tours programados van a este punto durante la mañana, entonces se llena y estás amuchado. Lo mejor es hacer primero el sendero inferior, luego el superior y después del mediodía, como frutilla del postre, la garganta. 
Tan manija quedamos de meternos al agua que empezamos a preguntar ¿Dónde era posible nadar en las cataratas? 

Sendero Macuco: la joya del parque nacional

Es un sendero dentro del Parque Nacional Cataratas del Iguazú para llegar al Salto Arrechea, una caída de agua de 20 metros de altura. El camino atraviesa la selva y es de 1.30 horas caminando, con mucha flora y fauna para descubrir. Vale la pena ir a la mañana temprano porque hay más chances de ver aves ¡como tucanes!



Lo mejor es ir con zapatillas, repelente para los mosquitos y agua. Primero se llega a un mirador donde se ve el salto desde arriba y después por unas escalaras se accede a la olla de agua donde ( esta es la mejor parte) ¡te podés meter a nadar!
Los guardaparques nos dijeron que si íbamos en el horario permitido (de 8 a 15 horas) y teníamos mucho cuidado podíamos meternos al agua. No está demás llevarse unas ojotas porque son muchas piedras para ingresar a la olla.

Algo interesante es que el Parque Nacional Iguazú tiene un descuento si volvés al día siguiente del 50%. Si sos argentino pagás 260 pesos el primer día y el segundo 130 pesos. Los horarios y los detalles los pueden ver acá: www.iguazuargentina.com


Los Saltos del Monday: el secreto guaraní

En la zona de la triple frontera la mayor parte de los turistas visitan las cataratas del lado argentino y del brasilero. Paraguay queda relegado solamente a los paseos de compras en Ciudad del Este. No existe agencia de viaje, remisero, cartel o empresa de turismo que ofrezca otra alternativa para conocer tierra guaraní.
Teníamos muchas ganas de visitar Paraguay pero no nos seducía la idea de las compras, así que lo resolvimos haciendo algo que nos apasiona: mirar un mapa.



Así fue que descubrimos un punto cercano, lleno de azul y verde llamado "Los Saltos del Monday".
Cuando empezamos a preguntar por este lugar en Puerto Iguazú no lo conocían. Pero si desplegaban una serie de prejuicios por nuestra "loca idea" de querer cruzar a Paraguay por cuenta propia.
Cada vez que comentábamos que queríamos ir a los saltos nos decían: "Es peligroso", "¿Para qué quieren ir ahí?" o "no vale la pena cruzar".


Un mozo en puerto Iguazú fue el primero que nos dijo que era un lugar hermoso y corrigió nuestra acentuación:  Monday no se dice como lunes en ingles; sino que se pronuncia Mondaí, con acento en la Y.
Si estás en Argentina y querés
visitar Paraguay por tierra, tenés que ir si o sí hasta Brasil y allí cruzar el "Puente Internacional de la amistad". Pero por agua hay una forma mucho más simple: una balsa que conecta Puerto Iguazú con la ciudad paraguaya de Presidente Franco.
Con esa barcaza, de chapa y casi sin sombra, por 50 pesos se cruza el Río Iguazú y se atraviesa el Río Paraná y en solo 13 minutos estás en Paraguay. Este cruce naval es el punto exacto donde se encuentran los tres países: Argentina, Brasil y Paraguay.
El pasaje se saca en el Puerto Tres fronteras (Puerto Iguazú) donde también se hace un trámite sencillo en migraciones antes de cruzar.
Una vez en Paraguay no hay que olvidarse de hacer migraciones de nuevo sino te pueden cobrar una multa al volver a Argentina.
Como no hay transporte público, lo más difícil es encontrar un taxi para ir desde la frontera hasta los saltos. En nuestro caso el universo estuvo a nuestro favor y nos dio a Coqui. Él nos llevó hasta el parque y arreglamos también que nos fuera a buscar tres horas después. Nos cobró 10 dólares cada tramo de 5km y además nos contó mil anécdotas suyas y del pueblo Presidente Franco. Según Coqui los Saltos del Monday son la cuarta maravilla del mundo paraguayo.
La entrada ronda los 120 pesos argentinos y 80 pesos extra si querés bajar en el ascensor panorámico hasta la catarata. Mide 40 metros y dicen en el parque que es el más alto de su tipo del Mercosur.
No lo íbamos a hacer pero la verdad vale mucho la pena. Estás a unos pocos metros del agua y ver de cerca la potencia con la que cae es increíble. Las fotos no reflejan ni un gramo la furia de la catarata.
En el predio hay un restaurante, pero como siempre se puede hacer la opción mochilera: un buen pic nic con lo que uno traiga.


El parque de los Saltos del Monday tiene nueve hectáreas, abre todos los días de 8 a 18 y la entrada se puede pagar en guaraníes y pesos argentinos.



DATOS ÚTILES:

  ·Para ir hasta el Parque Nacional Iguazú desde Puerto Iguazú, la opción más económica es tomar un bus en la estación de ómnibus. Cada media hora salen colectivos y cuesta 100 pesos ida y vuelta. No es necesario comprarlo con anticipación.
  ·Un hostel económico en Puerto Iguazú que además tiene pileta es Hostel Park. Cuesta 260 pesos la noche y la cerveza helada solamente 60 pesitos.
  ·Para comer un buen Pacú y hablar con Manuel, el mozo más piola de Puerto Iguazú en la Avenida Córdoba al 106 está el restaurante El Charo.

El secreto de San Martín


Esta historia nos pasó hace algunos meses pero merece ser contada. Todo comenzó en 2014 cuando una amiga de una amiga, fanática de los Beatles, se le ocurrió dejar escondido un billete de cinco pesos argentinos en un monumento. 
Junto a la cara de San Martín se lee la frase: "Porque siempre hay un reencuentro"
Desde ese día todos sus amigos que en Londres visitan la calle famosa de ese GRAN disco buscan el tesoro y dejan una firma con la fecha. Nosotros disfrutamos de este encuentro sanmartiniano y ahora los invitamos a buscar las pistas y sumarse. 
Ah! Y como decía el José: "Seamos libres, que lo demás no importa nada".


5 cosas que los argentinos tienen que saber de República Checa




1. Esta foto en nuestro país sería un oxímoron político.
2. La mayor inmigración checa en Argentina se asentó en la ciudad chaqueña de Presidencia Roque Sáenz Peña. Allí conformaron la Asociación Chaco-Checo.
3. En todo el territorio de la República Checa viven 79 argentinos.
4. Hay tres países que producen fernet: Italia, Argentina y República Checa. El de acá se llama Stock y se hizo muy popular durante la Revolución de Terciopelo (1989).
5. Dos países se disputan la invención del fútbol-tenis ¿Ya adivinaron cuáles?
Mientras que los argentinos dicen que fue en San Miguel en 1992, los checos aseguran que en 1953 ya tenían torneos oficiales.



6. Tenemos un dato de yapa que incluye tetas y tías. La historia nace en la ex Checoslovaquia con dos amigos que deciden fundar un almacén llamado "Casa Teta". Durante la Segunda Guerra Mundial tuvieron que huir y se radicaron en Colombia y luego en Argentina. Por cuestiones obvias cambiaron el nombre por la conocida "Casa Tía", en checo teta significa la hermana de tu papá o de tu mamá. 

Uno de los fundadores era el abuelo de un tal Francisco de Narváez, quizás lo recuerden por ser diputado nacional durante 10 años o por ser integrante de "Gran Cuñado".

8 datos que no sabías entre Argentina y Dinamarca

Dicen que el 8 es el número mágico y de la suerte para los chinos. Nosotros vivimos 8 meses en Copenhague y para arrancar con todo el 2018 les dejamos 8 cosas que unen a Dinamarca con Argentina. 




1) Dinamarca tiene 5.7 millones de habitantes y aproximadamente 20 millones de cerdos. Eso quiere decir que hay casi 4 chanchos por persona. ¿Adivinen de donde traen la soja para alimentar a esos animalitos?




2) Gratis se dice igual en español y en danés, aunque raramente algo te salga gratis allá. 


3)Hace algunos años los gobiernos de Dinamarca y Argentina armaron un acuerdo para que jóvenes de menos de 30 años, de los dos países, puedan vivir y trabajar legalmente por un año en el otro territorio. Por eso nosotros caímos en esas tierras norteñas. Este es un cálculo muy casero pero creemos que debe haber más de dos mil chicos y chicas de Argentina en este momento con la visa en Dinamarca. Mientras tanto, escuchamos que son 3 los daneses que se fueron pa’ las pampas. Vamos, animensé vikingos! 



4) La comunidad de daneses que emigró a Argentina entre 1850 y 1950 fue la 3ª más grande del mundo después de EEUU y Australia. La mayoría se instaló en el sur de la Provincia de Buenos Aires, sobre todo en Tandil, Tres Arroyos, Necochea y Lobería.




5)Dinamarca es un reino que también incluye Groenlandia y las Islas Feroe. Pero si contamos solo el territorio escandinavo, su superficie es más chica que Jujuy. Son 43 094 km² vs 53.219 km². ¡Viva Jujuy!
6)Ambos países sufrieron a los ingleses en la misma época: Argentina con las invasiones de 1806 y 1807 y Dinamarca con las batallas navales de 1801 y 1807.




7) Viggo Mortesen, Aragorn para los amigos, es hijo de un danés y pasó su infancia en Argentina, además es cuervo.




8 ) Dejamos este dato para el final porque es hermoso. Resulta que en Copenhague está la estatua de La Sirenita basada en el cuento del escritor danés Hans Cristian Andersen. El monumento no dice mucho, incluso fue catalogado como el segundo más decepcionante de Europa; sin embargo todo el mundo lo va a visitar y fotografiar. En el 2009 la comunidad danesa de Necochea decidió instalar una copia del monumento en sus playas. El problema fue que los herederos de Andersen pusieron el grito en el cielo porque la famosa sirena danesa tiene copyright. La historia termina bien, ya que los necochenses pidieron algunas modificaciones a la escultora argentina, se le cambió el nombre a “La Dama del Mar” y finalmente entre banderas de ambos países se inauguró.

Asistencia al viajero desde Randevuses

Hace varios meses que estamos viajando y no sé si les pasará a todos, pero a nosotros nos dan ganas de contagiar.
Contagiar no significa pretender que hagan lo mismo que nosotros, sino que se den la oportunidad de sentirse de viaje en otro lado, aunque sea cercano y parezca conocido. Que salgan a descubrir y a descubrirse, porque el viaje la mayoría de las veces pasa mucho más por adentro que por afuera...

Estar de viaje es estar vivo.

Y como siempre que uno está vivo le pasan cosas no tan buenas.


Este preámbulo poético es para contarles que hace unos meses empezamos a vender asistencias al viajero junto con la empresa Assist 365.

Hay una frase que dice, el mejor seguro es que el que no se utiliza y estamos muy de acuerdo. Pero hay que tener en cuenta que cosas como pérdidas de valijas, enfermedades o que se rompa alguna parte de tu cuerpo son cosas que pueden suceder.

Y cuando pase está bueno tener un seguro para que no te cobren un dineral que no tenés, o lo tenés pero no lo querés gastar en eso.


Yo ( Mari) antes tenía un seguro raro y poco confiable, cuando tuve un episodio con unos bichos llamados bedbugs la pasé mal y ahora me cambié de cobertura.

La vida da tantas vueltas que hace unos meses nos contactaron por Randevuses y nos ofrecieron vender esta asistencia al viajero. La empresa se llama Assist 365 y es muy seria, sino no lo diría.

Además si te pasa algo te podés comunicar con ellos por WhatsApp, cosa que es muy buena porque uno no anda con línea de teléfono o 3G en todos lados. También tiene muchas opciones de pago y con cuotas.

Así que si están planeando un viaje, corto, largo, cerca o lejos y quieren contratar una asistencia aquí estamos para ofrecer gratis una cotización y si conocemos el lugar también les podemos dar algún consejo de dónde comer rico y barato; cuál es el mejor parque para tomar unos mates o si conviene viajar con paraguas.

Su consulta no molesta, su compartido ayuda y su comentario buena onda alienta.
Muchas Gracias.

El paisaje nos devora


Crónica de tres días en el desierto del Sahara

El desierto del Sahara tiene más de 9 millones de kilómetros cuadrados de superficie, casi como toda China. Abarca 11 países del norte de África, y es por lo tanto el desierto más grande del mundo. En árabe Sahara significa desierto. 

  Para llegar al Sahara marroquí lo mejor es acercarse hasta los poblados de Risanni o Merzouga, la “puerta” del desierto, casi en la frontera con Argelia. Una vez allí hay que pelear el precio de un guía para la travesía. Es importante que dejen en claro con cuántas personas realizarán el tour, cómo serán los días y qué les incluye. Generalmente esta negociación se hace en unos hoteles llamados “Kasbah” que quedan frente a las imponentes dunas.

Nosotros tuvimos algunos problemas porque nos dijeron que estaba todo dentro del precio y a último momento nos enteramos que el agua no estaba incluida y la tuvimos que comprar porque obviamente una vez en el desierto ya no hay.


El desierto del desierto
A pesar del enojo por el agua y algunos contratiempos tuvimos mucha suerte: nuestro guía era tranquilo, bueno y macanudo. Nacido y criado entre la arena, Mohamed tiene 21 años y hace 4 que se dedica a llevar grupos a conocer el desierto. Habla un inglés modesto pero entendible y cocina como los dioses.
En el grupo estamos Augusto, Mohamed, yo y dos camellos de unos 12 o 13 años. Salimos del Kasbah y de a poco empezamos a avanzar hacia la masa naranja de viento. Nunca imaginé el viento cuando pensaba en el desierto. El panorama no es alentador, nos quedan dos horas más arriba de los camellos. Con ansiedad vamos lentamente a internarnos en la nada.



Cumbia berebere
Mohamed nos muestra el campamento y nos cocina un tajín de pollo riquísimo.  El tajín es un tipo de vasija de barro, donde se ponen como un volcán las verduras y carnes. Se hace a fuego lento y queda espectacular. En el campamento estamos solos los tres. La tormenta se hace más fuerte con la noche.
Después de comer Mohamed nos propone ir a un campamento cercano en el que unos amigos suyos están “haciendo música”. Salimos de las carpas con un frío que surca la cara. Bajamos una duna y luego tenemos que subir otra. Yo me caigo, me resbalo por el viento y me río con un poco de ganas de llorar.
Los amigos de Mohamed son guías de otros campamentos que se juntan a tocar los tambores y cantar canciones bereber. Como la mayoría fueron criados bajo el islam no tienen permitido tomar alcohol. Uno de los chicos prepara un té y dice: este es el whisky bereber y sonríe con los ojos.
No entendemos ninguna de las canciones que cantan pero aplaudimos y bailamos un poco. Nos piden una canción a nosotros y con Augusto cantamos “Vienes y te vas” y después empezamos a improvisar algo con las palabras Ricky Ricky Pom Pom. Esa última les encanta y los 6 guías que están ahí nos imitan y sale una hermosa cumbia bereber. 

Tormenta
Volvemos a nuestro campamento. La tormenta ya es seria. La arena vuela y aturde. Los ojos llenos, las orejas, la nariz. La boca escupe arena y la cabeza también.
Estamos acostados, vestidos y abrazados. Hace frío pero no tiemblo de frío, tiemblo de miedo. La carpa se mueve y se sacude insistente. Parece que la tormenta la quiere tirar. Tengo mucho mucho miedo de que la arena tape todo. Vi videos en YouTube, le digo a Augusto. No pasa nada, dice. Creo que en cualquier momento es el fin. La arena nos tapa y no podemos respirar. Fin.
Tiemblo. Me como las uñas. Viento.
No para un segundo de moverse la carpa. Sopla arena, tira arena. Creo que me voy a morir. Pienso que si me muero viajando y al lado de la persona que amo no está tan mal. Que no quiero, pero no está tan mal. Me entre-duermo. El viento me despierta y el ciclo empieza de nuevo. Tiemblo. Me como las uñas. Viento. Así y así hasta que la noche no dura más.

Los camellos que no son camellos
En Marruecos no hay un solo camello. La gente, nosotros, y todos dicen la palabra camello para referirse al dromedario. El camello tiene dos jorobas, el dromedario una sola.
-          El camello es pasión. Dice Mohamed y no entiendo.
Le pregunto de nuevo y lo reafirma: pasión. No veo la relación entre la pasión y ese animal desgarbado, poco elegante, cansino y con cara de despistado.
-          Solo duermen 20 minutos al día y lo pueden hacer mientras van caminando. Nos dice y yo pienso en mi hermano que dormía caminando cuando iba al jardín.
En invierno toman agua cada tres semanas y como tienen 3 cámaras en el estómago no necesitan comer todo el tiempo sino que comen una vez y luego lo regurgitan y lo van “dosificando” en cómodas cuotas.
-          ¿Cuánto sale un camello?- le pregunto a Mohamed
-          Mil euros más o menos.
Poseer uno de estos animales en Marruecos, significa estatus. Moha me dejó nombrar a mi dromedario porque carecía de apodo: “viejo bueno” le pusimos. Horas más tarde se complicó la cabalgata y el adjetivo de “bueno” quedó obsoleto.

El silencio
No, no es que no se escucha nada. Se escucha el silencio. Tan fuerte y claro que hace presión en el oído y en la oreja. Se siente como un casco invisible de silencio sobre la cabeza que obliga a pensar.
Enorme y lleno de silencio. El desierto.





“Pequeño musulmán”

Marruecos era, en un principio, tierra de los bereberes, una tribu con religión e idioma propio que en el siglo VII fue conquistada por el islam y comenzó a formar parte de los países árabes. Hoy en día conviven en el país los musulmanes con los bereberes, aunque el idioma oficial pasó a ser el árabe y la religión mayoritaria la musulmana. En verdad el término “bereber” fue importado de Europa para nombrar a las distintas tribus que conforman a los “Imazighen”, que significa “hombres libres”. En el norte de África, sobre todo en Argelia y Marruecos, todavía hay muchísimas personas que se autodenominan Imazighen.

Mohamed nació en Risanni, es de familia bereber, pero por cuestiones de educación y familia es un poco musulmán. Mohamed dice en inglés que él es “Little muslime”, que sería pequeño musulmán, pero nosotros entendemos que quiere decirnos “un poquito”. Me sorprende su inteligencia con el inglés, no tiene mucho vocabulario pero sabe cómo aprovechar las palaras que conoce. No sabe que “sad” es triste, pero usa “no happy”; no sabe que “cold” es frío pero usa “no hot”. Es un genio.
Nos cuenta que en la escuela le iba bastante bien. Nos habla de sus hermanas y su mamá que también son “poquito” musulmanas pero usan burka ( tela para tapar la cabeza y el cuello). Él las ve una vez por mes. Le preguntamos por el Ramadán en el desierto. Y si, la respuesta es obvia: muy duro. El ramadán es un período de ayuno de un mes, en el que los musulmanes no comen nada ni toman agua mientras haya sol. Generalmente coincide con el verano. En el desierto del Sahara puede hacer hasta 54 grados centígrados y el sol está ahí inamovible hasta las 9 o 10 de la noche. Y ellos trabajan sin tomar una gota de agua.

Mohamed dice que te cansa y te pone de mal humor. Que es difícil. A veces se levanta a las 3 am, antes del amanecer, para tomar agua y poder resistir el día. En las grandes ciudades la gente con dinero aprovecha el ramadán para dormir de día y vivir de noche. En el desierto es la temporada de mayor turismo, no se pueden dar ese lujo.
Mohamed prepara un té con mucha hierbabuena, que no es menta, y una cantidad industrial de azúcar, no es un mate pero está riquísimo. Un guía de un campamento cercano aparece en el momento del té y nos dice que está solo en su carpa con una chica chilena. Nos ponemos contentos. En este viaje largo cruzamos cuatro chilenas muy piolas viajando solas, pensamos que esta chica sería la quinta.
No fue el caso. No solo no se paró a saludarnos sino que le hizo un chiste poco feliz a Augusto por su nombre y nos trató mal.  Volvimos a nuestro campamento decepcionados. Le conté a Mohamed la situación, y le dije medio con señas que la chilena no nos había caído bien. Él se limitó a sonreír y miró hacia abajo. No me respondió.


Más tarde me explicó que el Corán dice que uno no puede hablar mal de otro si este no está. Que no es bueno, que hace daño. Y yo me sentí una bruja.

Los colores
Nunca pensé que la arena cambiaría tanto de color según las horas, según el viento. Al principio era naranja casi roja. Luego rosa. Después amarilla y las dunas se cortaban como cuando una cuchara entra en un flan y saca un buen pedazo.

El desierto no es todo de arena.
“Viejo Bueno” se desató y el camello que estaba conmigo se escapó, volviendo mi peor pesadilla de “perdida en el desierto” un poco más real y cercana. Mohamed lo pudo calmar y decidimos bajar de los animales y caminar. Un hombre nos dijo que los bereberes los montan distinto, como si fuera en cuclillas. Montar a un camello como un caballo, como los turistas, está mal. Duele, paspa y molesta durante y después.

Caminamos junto a Mohamed paso a paso. A veces hablando mucho de corrido y a veces en silencio sin explicar nada. Como con los amigos.
Nos sacamos las zapatillas. Es invierno y la arena no quema. Está tibia, suave, como un mate lavado. Cansa. A veces pisamos sobre superficies duras como si fuera un cemento pero el siguiente paso es hundirse de nuevo y la sensación de estabilidad se pierde en el silencio de la arena.
Vamos al desierto negro nos dice Mohamed y suena tenebroso. En verdad solo un 30% del Sahara son dunas, el resto es suelo árido y seco, y muy de vez en cuando un oasis que nada se parece a la imagen de las películas.
En el desierto negro están los nómades, allí nuestra segunda noche de campamento.


Nómades 
El “paquete” incluye una cena con una familia nómade. Hay una carpa para nosotros al lado de su casa. Ahí viven una mujer, un hombre y dos nenes chiquitos. Tienen cabras, unas 20.
Los vamos a saludar, a presentarnos. Les sonrío a la mujer y a los nenes. No me devuelven el gesto. Lo repito. Nada.
Soy –para ellos- una gringa, una turista más que juega a ver cómo viven los nómades y que se queja de tener arena hasta en el culo. Soy eso. Para mí también.
Mohamed me dice que no me saludan porque son muy tímidos, y porque no hablan nada más que dialecto bereber. No hay problema le digo, los entiendo.

Salir la luna
Mohamed nos dice que estemos atentos, que en cualquier momento “sale la luna”. Detrás de las montañas, unos minutos después aparece enorme y rugosa una luna llena plateada. La luna de este lado del mundo es distinta a la que vemos en Argentina le digo a Mohamed. Y como no me entiende le dibujo un ecuador simbólico en el aire y con la mano hago un círculo que es la luna. Como en un juego, voy a un lado y al otro y volteo la cabeza. Me entiende. Se ríe. La luna sale más. Es tan fuerte la luz que impide ver las estrellas. Ella es la dueña del desierto.

Hienas
Es de noche, solo hay una vela prendida y los tres estamos charlando en la jaima. La familia no volvió a acercarse a nosotros.
-          ¿A cuántas horas está Argelia? – pregunta Augusto
-          A unas cinco caminando, pero no se puede ir, es peligroso. Explica Mohamed y dice que del otro lado de la montaña que vemos, allá en el desierto negro de Argelia hay hienas.
Como su inglés (y el mío) no conoce la palabra “hiena” me lo explica con movimientos y poniendo cara de malo y riendo, claro, como una hiena.
Yo le digo que le tengo mucho miedo a las hienas desde que vi el Rey León, y le pregunto si a él también le pasaba, pero no me responde. Los siguientes 20 minutos intenté explicarle qué era El Rey León. No sabía. No creció bajo los tentáculos de Disney.

Ñoquis
Le mostramos fotos de nuestros viajes, le contamos de Italia, de España y él nos dice que le gustaría conocer ese “país viejo de historia”, después de la ayuda del traductor de Google descubrimos que era Grecia.
Le hablamos de Argentina, allá no hay dromedarios, decimos y tampoco tenemos cuscús, sus ojos se hacen más grandes, no lo puede creer. La charla deriva, zigzaguea, en países, comidas y viajes. Mohamed está particularmente interesado en que le expliquemos qué son los ñoquis con boloñesa. Intentamos con las manos y con el recuerdo latente en la boca de unos buenos ñoquis: expresarle lo fantástico de esas bolitas ingresando con tomate, carne y queso -sin discreción- en la boca. Él entiende que son papitas chiquititas hervidas. Nosotros reímos y asentimos.

De la nada al todo
Al principio parecía que todo era igual, arena y más allá arena. No hay ruidos, no hay pantallas, no hay personas. 
Pero… ¿No hay nada?
El tercer día, cuando nos íbamos, empezamos a diferenciar las huellas, de zorros, de ratones, de dromedarios y también se veían con nitidez la de los escarabajos azules.
Empezamos a entender como el tiempo en el desierto es otro y nuestras cabezas aceleradas tienen que bajar varios cambios para comprenderlo. Los estímulos están ahí, solo que son otros.
Es injusto decir que en el desierto no hay nada.
La naturaleza nos come, nos sobrepasa. El paisaje del Sahara nos devora y nos escupe más sabios, más detallistas y quizás un poquito más humanos.











· El Paisaje Nos Devora es el nombre del Taller de Literatura del Grupo La Grieta en La Plata, Argentina.

 

Randevuses en árabe escrito por Mohamed.